lunes, 22 de marzo de 2010

xai xai y zongoene

peacefulness...


esta vez las anécdotas empezaron incluso antes que el viaje...

no oí el despertador, menos mal que me desperté de casualidad, así que cuando llegué a junta estos me estaban esperando ya dentro de la chapa. es más, la chapa entera estaba esperándome a mi para salir... y fue bajarme de la chapa en la que venía yo y había un tipo [supuse bien que sería el cobrador de la chapa. lo curioso es cómo estaba precisamente ahí delante en ese momento entre todo el caos que había...] diciendo "ven, ven, corre", y de camino otros 4 o 5 aleatorios me gritaron "hola ana!!", y cuando me subí a la chapa en cuestión, la gente ahi en plan "hombre ana, hola!" o "tienes que pedir perdón a toda esta gente que te estábamos esperando", pero todo entre risas... y a lo largo de las tres horas de viaje, de vez en cuando un tipo miraba para atrás y decía "ana??" y cuando le miraba me saludaba con la mano, y tan contentos, jaja.

lo de las chapas es todo un mundo... no son un puñado de personas anónimas como normalmente ocurre en los autobuses, trenes, etc. aquí se interactúa. sea haciendo bromas entre todos de cómo nos estamos dejando el culo en las chapas de camioneta, o echando fotos todos al que se ha dormido en el viaje, como en el colegio...

llegamos a xai xai, dimos una vueltecilla, conocimos al padre de zé, comimos algo y nos fuimos para la playa, que está como a 10 km. al estar tan cerca de la ciudad, no está completamente desierta, pero aún así nada que ver con las playas españolas, claro. alguna casa que otra, un "chiringuito", y gentecilla por aquí y por allá.

tiene algo curioso, una especie de rompeolas natural: la barrera de gres costero. por lo visto es algo relativamente común. así que tiene una primera parte que cubre muy poco y el agua está totalmente tranquila, y después de la barrera de rocas ya cubre más y hay más corrientes y oleaje. y tiburones, por cierto.

así que allí estuvimos, paseando, durmiendo, oyendo las olas, mirando el horizonte, las nubes... que insisto, o yo nunca había mirado las nubes con estos ojos [que lo dudo], o aquí tienen unas formas, estratos y movimientos diferentes...



















volvimos y estuvimos conociendo al resto de la familia de zé... luego cenamos por ahí en un sitio indio-mozambicano-portugués-italiano :P y fuimos a tomar algo a otro lado. íbamos a ir a una discoteca de ahí al lado, pero el cansancio del viaje y de haber dormido 2 horas la noche anterior pudo con nosotros, así que a dormir!

y menos mal, porque al día siguiente había que madrugar. después de desayunar tiramos para chicumbane, no sin quedar antes con uno de los de las chapas que van a maputo, para luego.

en chicumbane tuvimos que esperar un rato a que saliese la chapa hacia zongoene, así que dimos una vuelta por el mercado (si se puede llamar así) mientras.

el trayecto duró algo más de una hora, de baches, traqueteos, e incomodidades [y dolores] varias, pero creo que ninguno nos fijamos en eso... fue increíble, el paisaje, las aldeíllas o casas sueltas que fuimos pasando, la gente. eso sí es el áfrica que uno se imagina antes de venir. vegetación tropical, plantaciones, casas de arquitectura tradicional de cañizo, caminos de tierra batida roja...

una curiosidad, las gasolineras: eran 3 tablas formando una "mesita", donde estaban ahí bien colocaditas unas cuantas garrafas de esas de 5 litros de agua, llenas de gasolina :)

llegamos a zongoene, y allí nos presentaron -como una eminencia- al antiguo farolero, que lo fue durante más de 25 años, y a una de sus mujeres. y de allí ya salimos de camino al faro.

otro paseo espectacular, parte por caminos de aquellos de tierra roja, con más casitas de vez en cuando, y parte por caminos de arena de playa, a pesar de estar en ladera! fue algo más de una hora a pie, casi todo de subida, hasta llegar al faro. pero por supuesto la recompensa valía la pena [que no es que el trayecto en sí no fuese ya recompensa suficiente!]. unas vistas sobre la desembocadura del río limpopo de postal. meandros y plantaciones de un lado, el mar y dunas de otro. y en medio la "laguna" o unión difusa del agua dulce con salada...

estuvimos hablando también un rato con el farolero, que nos dejó subir arriba del todo =) y de allí bajamos hasta la playa [no sin empezar ya con la serie interminable de llamadas que tuvimos que hacer al tipo de la chapa de zongoene para asegurarnos la vuelta]. un camino de arena de playa [yo iba incluso descalza la mayoría del tiempo] por en medio de la vegetación, precioso. y en mitad de la nada nos encontramos una casa donde vivía una pareja que hacían y vendían cestas allí mismo. pero a quién? porque dudo que pase mucha gente por ahí... curioso.

llegamos a un camino de tierra batida que llevaba hasta el lodge, y seguimos por ahí. y suerte que al rato nos recogió una camioneta (resultaron luego ser los que llevaban el lodge precisamente) que nos llevó hasta allí. bajamos a la miniplaya, que daba a la laguna, y poco después se puso a llover así que volvimos al lodge, todo mojados, y esperamos al tipo de la chapa tomando unas caipirinhas ^^

al final nos acercaron unos pescadores a la aldea, pasando por unas vistas preciosas a orilla del limpopo, y allí ya cogimos la chapa de vuelta.






















otra hora y pico de trayecto, pero esta vez las vistas no estaban en el camino, sino en el cielo. un anochecer que fue todo un espectáculo. no de esos de colores rojizos y el sol en el horizonte, aquí no son así. es más bien como si alguien fuese poco a poco apagando la luz, sólo eso. pero no por ello es menos... toda la gama de blancos, azules, morados y grises, pasando de unos a otros, jugando entre nubes, claros, luces y sombras, creando una sensación de inmensidad, de infinito, sobrecogedora. hasta llegar a la total oscuridad [se hace de noche muy rápido], salvo por las luciérnagas, puntitos de luz volando por el aire...

que también lo de ir en la camioneta de noche tuvo su punto, por cierto...

finalmente tras otras infinitas llamadas conseguimos coger la otra chapa en chicumbane, dirección a maputo, donde nos habían guardado sitio. el conductor estaba como una regadera, hubiese casi preferido dormirme para no ver las locuras que hizo. de hecho, un trayecto que a la ida tardamos tres horas, se lo hizo en poco más de dos!

y por fin maputo, a casa, a dormir... cansados pero contentos, como después de todo buen viaje =)

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